miércoles, 8 de junio de 2011

Tabaco y Alcohol en la adolescencia

La adolescencia es la etapa en que la persona, hasta ahora niño, empieza a aprender a ser adulto tratando de asimilar aquellos valores que manejan los adultos, particularmente aquellos que les son más accesibles y que permiten exhibir su “madurez”; y que han aprendido en el medio familiar y social en que se desenvuelven, y cada vez en mayor medida, a través de los medios de comunicación. De ahí que frecuentemente la primera etapa de la adolescencia sea el escenario temporal del inicio en el consumo de sustancias que la cultura no sólo tolera a los adultos, sino hasta fomenta, tales como el tabaco o el alcohol. Ello explica también por qué la cada vez mayor y más precoz promiscuidad entre los adolescentes no es simplemente una cuestión de carácter fisiológico que se despierta a esa edad.

El inicio en este tipo de hábitos a temprana edad, particularmente en el caso de los varones (las jovencitas todavía necesitan esconderlo más) en muchos casos cuenta con la anuencia de los propios padres y familiares, quienes de ese modo confirman que su hijo ya es casi un hombre. En otros casos la despreocupación de los padres por la evolución de sus hijos favorece estas conductas. Y tanto en unos como en otros es muy común encontrar una historia familiar en la que la atención afectiva y educativa a los hijos no ha sido una prioridad para los padres.

Por otra parte, las investigaciones también señalan ciertos patrones muy comunes en estos adolescentes, tales como el tener familiares o amigos que fuman o beben, el no ser claramente conscientes del riesgo por el daño a su organismo, y como puerta de entrada a drogas más fuertes; el exhibir una apariencia dura y agresiva (también es un valor al alza entre los adultos); el poseer escasas destrezas para hacerle frente a la vida (no les han sido estimuladas en su formación); padecer baja autoestima y a veces depresión, tener un rendimiento académico pobre, particularmente ellas; o el dejarse influir marcadamente por modas o publicidad, como la delgadez extrema o los propios anuncios de alcohol o tabaco.

Para prevenir el problema, o tratar de atajarlo en su inicio piense que los padres son el principal ejemplo y la principal arma para combatir la influencia de los medios de comunicación. Es fundamental que usted mismo tome conciencia del problema. Si fuma y toma alcohol habitualmente, trate de dejarlo; y si no puede ponerse como ejemplo, póngase como antiejemplo, explicándole a su hijo los perjuicios que el tabaco o el alcohol le ocasionan a usted, tanto físicos como psicológicos; el principal de los cuales es precisamente la pèrdida del dominio sobre su voluntad para dejarlo.

Fuente: http://dramendozaburgos.com/2011/05/tabaco-y-alcohol-en-la-adolescencia/